BIBLIOGUÍAS
Baruch Spinoza nació en Amsterdam en 1632; era hijo de una familia portuguesa, al parecer originaria de España. Fue educado en la religión judía y desde muy joven frecuentó la Sinagoga; allí aprendió hebreo y se familiarizó con la Sagrada Escritura. Más tarde estudió matemáticas, latín y griego en la escuela de Van den Enden, médico y librepensador, y entra en contacto con la filosofía cartesiana. Fue alejándose progresivamente de la enseñanza rabínica y tras la muerte de su padre, en 1654, abandonó la sinagoga, de la que fue solemnemente expulsado en 1656. Sin posibilidad de dedicarse a los negocios familiares, se vio en la obligación de buscar un oficio para subsistir y aprendió a pulir lentes. En 1660 se retira a Rijnsburg, donde permanece tres años. En 1663 se publican los Principios de la Filosofía de R. Descartes, demostrados geométricamente, seguidos de un apéndice titulado Pensamientos metafísicos, única obra que publica con su propio nombre. Unos años antes había escrito un Tratado breve sobre Dios, el hombre y su felicidad, inédito hasta 1862, y emprende también la redacción de su Tratado de la reforma del entendimiento, que dejó inacabado, en el que se propone exponer el método capaz de conducir al verdadero conocimiento de las cosas. En 1663 se traslada a las proximidades de La Haya y entabla relación con el ambiente filosófico y político. Fruto de sus preocupaciones políticas es el Tratado teológico-político que apareció en 1670 sin nombre de autor, y en el que aboga por la subordinación de la autoridad religiosa al poder civil y reivindica la libertad de pensamiento. Esta obra suscitó una amplia polémica y Spinoza decidió refugiarse en La Haya, junto a su protector Jan de Witt, que le concedió una pensión. También escribió un Tratado político, inacabado, donde expone los principios fundamentales para la organización del Estado. En 1673 rechaza el ofrecimiento de la Universidad de Heidelberg de ocupar la cátedra de filosofía, para conservar su independencia y seguir trabajando en lo que será su obra de más envergadura, la Ética demostrada según el orden geométrico. En ella expone, mediante definiciones, axiomas y postulados que imitan los tratados de geometría, su propio sistema filosófico. La Ética no llegó a publicarse en vida de su autor, debido en gran medida a los rumores que circulaban sobre la acusación de ateísmo por parte de un grupo de teólogos y pensadores. Apareció, con carácter póstumo, en noviembre de 1677, junto a las restantes obras de Spinoza, hasta entonces inéditas. Ese mismo año, en el mes de febrero, había fallecido Spinoza en La Haya. Además de sus obras filosóficas se conserva un epistolario no muy amplio, pero de enorme interés, en el que precisa algunos aspectos de su doctrina a petición de sus corresponsales. Este conjunto de cartas constituye un precioso complemento a sus tratados, especialmente a la Ética.